El arte de la pêssanka está impregnado de elementos simbólicos, con una profunda conexión con la cultura eslava. La palabra pêssanka proviene del verbo ucraniano pyssaty (писати), que significa escribir. Son huevos escritos, dibujados, con líneas que cuentan una historia. Sus orígenes se remontan a antiguas celebraciones del comienzo de la primavera, en agradecimiento a Dajbóh (dios del Sol), celebrando su regreso después del duro invierno. Según las antiguas tradiciones ucranianas, la pysanka es un amuleto protector y, por tanto, un regalo muy especial.