Osaka (Japón) (EFE).- Los kofun, túmulos funerarios que datan desde el siglo III al VI después de Cristo, suponen uno de los secretos mejor guardados de Japón, ya que sus complejas formas -a veces en forma de cerradura- sólo pueden verse desde el aire y su acceso está prohibido al público e investigadores.
Estos montículos de tierra se caracterizan por estar cubiertos por una densa vegetación, suelen estar rodeados por un foso y, en algunas ocasiones, tienen forma de ojo de cerradura, un aspecto muy particular que resulta de combinar un círculo y un rectángulo y se cree era para facilitar el acceso a los mismos.