jueves, 28 de diciembre de 2023

Giulio Romano - Caída de los gigantes

La sala más notable del Palacio Te es la llamada Sala de los Gigantes: un gran espacio abovedado que según dice Vasari «parecía un horno», con las esquinas redondeadas, pintada sin interrupción desde la parte superior de la bóveda hasta el pavimento que en su origen estaba compuesto por piedras de río dispuestas en espiga.
El asunto trata del castigo infligido por Jupiter a los gigantes que osaron oponerse a su poder y trataron de llevar su desafío hasta el cielo. Desde lo alto del Olimpo, Jupiter, rodeado de todos los Dioses, la mayoría de los cuales se encuentran paralizados por el miedo, responde al insulto lanzando sus rayos sobre la tierra y golpea a los gigantes en su torpe tentativa de subir al Olimpo.

Con sus enormes y musculosos cuerpos, sus rostros grotescos y desesperados, los gigantes se esfuerzan por resistir o escapar del derrumbe de rocas y elementos arquitectónicos diseñados por Giulio Romano.
La sala de los Gigantes aparece poco iluminada de forma deliberada para que los frescos tengan un efecto más impresionante. En el centro de la bóveda figura el templo de Jupiter sostenido por nubes, mientras que Júpiter, rodeado por los dioses del Olimpo, lanza su ira sobre los presuntuosos Titanes que querían asaltar el Monte sagrado y son aplastados bajo el peso de los templos y las rocas que caen sobre ellos en un terremoto cataclísmico.
La Sala de los Gigantes fue y sigue siendo un lugar sorprendente para los visitantes del palacio ante el gran cataclismo que se despliega ante sus ojos. En 1532, cuando el emperador Carlos V viajó por segunda vez a Mantua, Federico Gonzaga hizo terminar con rapidez la decoración de los dos primeros muros, ansioso por mostrar a su ilustre huésped la novedad de este proyecto decorativo, y al mismo tiempo honrar su persona con un asunto cuyas implicaciones políticas evidentes, evocaban el éxito político y militar imperial contra las potencias enemigas.
En ese lugar, realizado por su más estrecho colaborador, Rinaldo Mantovano en la primera mitad de la década de 1530, Julio Romano llegó al apogeo de su vocación teatral y escenográfica lo que refleja el gusto por el artificio que tomaría una importancia considerable en Italia y de forma general se asocia al estilo llamado manierista. - Fuente

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